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sábado, 3 de julio de 2010

Simplemente Hoy

Hoy, como uno de esos tantos días en que la inspiración no aparece, en que no sabes en que posición estas, si eres lo suficientemente humana, o lo suficientemente sumisa, o lo suficiente BDSM, o andas entre las líneas "vainilla", he tomado hoy un libro no precisamente BDSM), y lo he releído tal vez por una 10ma vez, en que los caminos me llevan por un mundo que fue tocado por etruscos, por los romanos, por los Medici, y quien sabe que más personas lo caminaron durante siglos, tratando de llevar lo más cerca mi imaginación, de intentar sentir cada escena en que una persona recogía con sus manos las olivas, deleitándose con ese olor embriagador, y vuelvo al presente, a el ahora, en que miro mi propia historia y me pregunto ¿será tan mágica como las conquistas en Italia?.

Así que decido adentrarme en el camino de nuestra historia, que magia tienen aquel primer barrio en Bogotá (para los que no les suene la ciudad, esta en Colombia), mirar sus nombres de calles y encontrarme con la Calle de la Agonía (y no dudo que lo sea, tiene que uno subir empujado por un burro), caminar calles en piedra en que me agacho y toco las que tengo a mi alredor, llegando a el punto de parecer loca y que un policía se me acerque y me pregunte si estoy bien, a lo que le respondo que "estoy buscando mi historia" y me hace la cara de esta loca y se aleja de mi hablando a cuchicheos con su compañero. Permanezco allí y el olor de un chocolate santafereño (así se le llamaba antes a los bogotanos, santafereños, por aquello de que la ciudad ha cambiado de nombres como de alcaldes, Ilustrísima ciudad de Santa Fe de Bogotá), con queso derritiéndose.

Me acerco a la casa de donde emana tan esplendido olor y me quedo momificada en el tiempo, toco las paredes de aquella casa de casi 300 años, pintada con colores fuertes, y me imagino quien seria la persona que coloco el primer ladrillo (¿construían con ladrillos o con piedras?).

Sigo camino, me encuentro puertas inmensas, bellamente labradas, artesanos verdaderos, no como los actuales que es a punto de moldes (aunque aun existen artesanos puros, pero están bien perdidos), recorro con mis ojos, mi manos tocan todo lo que encuentro. Recuerdo que traje a mi Amo por acá, casi resultamos colados en una casa, pero no pudimos entrar jejejjejej. Y llego a donde le di a probar por primera en su vida, lo que hacían los primeros nativos que encontraron los "conquistadores" españoles, la chicha, el licor fabricado con maíz, me imagino las borracheras que se pagarían los chibchas con esto, pedí poco, no quería dejar a mi Amo en coma jejejejjejeje, y trato de evitar al máximo tomar mucho, se lo que me ocasiona, uno de los dos debe estar racional jajajajajaja.

Es curioso, llegan turistas, son unos pobres españoles (si, pobres, porque con es mano de chicha que pidieron, los tendrán que llevar arrastrando jajajajjajaja), y les permiten el ingreso a la casa y me digo para mis adentros. "por que no", así que como buena colombiana que se respete y con la debida autorización de la dueña de casa, nos metemos a la cocina jejejjej, y encuentro que si me se mi historia, más de lo que yo creía.

Tal vez no tenga la magia de las conquistas de los romanos, o de los griegos por el mediterráneo dejando a su paso barcos hundidos con ánforas, o las pirámides egipcias con mas de 6000 años, o un Japón con su elegancia ante los rituales; pero si, tengo mi historia, de leyendas como El Dorado, de un museo repleto en piezas de oro pre-colombinas (será que España nos devuelve alguito de lo que se llevaron? o estaré perdiendo mi tiempo pensando en esto?), de sitios donde aun se encuentra coral después de ser el mar de Tetis (hace unos solos añitos atrás, o de los humedales donde solo encuentras especies únicas de Colombia. O su caótico caos por la construcción de vías para mejorar la ciudad y que debajo se hallaron un puente que solo llevaba 200 años para ser desempolvado y recordarnos que tenemos una historia increíble por contar diariamente.