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sábado, 8 de noviembre de 2008

SSC = Sano, Cuerdo y Consensuado.

La trilogía SSC se ha convertido de alguna forma en el credo básico de toda la comunidad BDSM internacional. Una relación de Dominio/sumisión debe, para ser socialmente aceptable y psicológicamente no patológica, toma en consideración estos tres puntos de partida.

¿Que es una relación BDSM Sana?

Al igual que en una relación convencional (vainilla) una relación BDSM para que sea sana debe tener un requisito esencial: debe hacer crecer y enriquecer a ambos miembros de la relación, hacerlos más felices y autónomos como seres humanos. Desgraciadamente ello no siempre ocurre, ni en las relaciones vainilla ni en las BDSM. Pero estas últimas tienen ciertas dificultades especiales a las que conviene estar muy atentos:

1. Masoquismo y amor propio:

El perfil psicológico prototipo del masoquista es el de una persona con niveles de autoexigencia elevados y con un gran deseo de complacer a los demás. Una educación muy estricta y emocionalmente chantajeadora ha podido estar en el origen de su personalidad masoquista. Supongamos, por ejemplo, que un niño muy travieso frecuentemente realiza travesuras que son castigadas por sus padres. Si los frecuentes castigos son, además, acompañados de reprimendas del tipo "eres un desastre", "no vales para nada" etc...el niño puede acabar con una muy baja autoestima.

Es frecuente que los padres castiguen a sus hijos a veces de forma injusta o desmesurada, arrepintiéndose posteriormente de ello. Si, tras un castigo excesivo, el padre o la madre presta más atención de la usual al niño, éste puede estar aprendiendo que solo cuando es castigado lo quieren. Este tipo de historia infantil suele ser causa de posteriores malos rollos de adultos: persona con una muy baja autoestima que desea ser castigada. Una forma patológica de masoquismo.

A LAS PERSONAS SUMISAS:

  • No hagan nada que no quieran hacer.
  • No hagan nada que no vayas a disfrutar.
  • No tienes que ganarte el amor de nadie haciendo cosas que te perturban, desagradan o sientas que te envilecen.
  • Recuerda que elegiste a un Amo para que, haciéndote "sufrir", en última instancia te hiciera feliz, para que te hiciera disfrutar de la vida.

2. Sadismo y psicopatía:

Muchas personas confunden los dos términos anteriores. Aunque ya hemos definido el sadismo, conviene recordar que la psicopatía es una forma de alteración grave del comportamiento que supone la ausencia total de relación afectiva con la víctima, mientras que, en una relación BDSM sana, la persona dominante suele tener fortísimos sentimientos de cariño, amor, agradecimiento y veneración por su partenaire sumiso.

Ni todos los psicópatas son sádicos (una gran cantidad de psicópatas pasan del sufrimiento de sus víctimas... un sádico lo disfrutaría) ni todas las personas con tendencias sádicas son psicópatas. Aunque, desde luego, hay sádicos psicopáticos o psicópatas sádicos. La clave, creo yo, que diferencia a ambos conceptos está en el proceso de socialización recibido: la personalidad psicopática fructifica como consecuencia de un ambiente en donde ha habido una falta absoluta de normas de comportamiento, una ausencia de reglas de actuación (anomia), lo que acaba convirtiendo a la persona en un ser inmaduro inca-paz de controlar sus impulsos, con una total carencia de autocontrol. Esto, unido al hecho de no haber recibido afecto en la infancia/adolescencia, produce la letal combinación de impulsividad y ausencia de empatía afectiva con los demás. Por el contrario, una persona que sienta impulsos dominantes o sádicos pero haya estado sometido a un proceso de socialización adecuado, sabrá canalizar dichos impulsos de forma que, de llevarlos a la práctica, lo haga dentro de una relación sana en donde su pareja de juegos disfrute tanto como él, y en donde haya unos claros límites pactados previamente.

El riesgo de encontrar un Amo psicopático es escasamente probable pero real. Si el tuyo no controla sus impulsos, si a veces te golpea, azota o humilla como consecuencia de una ira, si no respeta tus limites, si nunca piensa en tus deseos....mejor ve pensando en jubilarlo...tiene más pinta de maltratador que de Amo.

Una vez descartados los posibles aspectos psicopatológicos específicos de una relación BDSM cabe preguntarnos acerca de cuales son las características fundamentales para ésta se pueda considerar una relación personal psicológicamente sana. Una relación BDSM sana se fundamenta en los dos pilares de su doble condición lúdica y erótica.

1. Ni más ni menos que un juego:

Una relación BDSM, para ser sana, tiene que ser considerada por ambas partes como un juego, nunca como algo más. Que sea un juego no significa que sea algo banal. Un juego puede ser una forma muy seria de relacionarse con los demás, supone el someterse a unas reglas, aceptar la naturaleza de los propios deseos, la necesidad de transgredir el convencionalismo, la puesta en escena de las propias obsesiones y fantasmas. Y la forma suprema del juego puede dar lugar al Arte. Pero nada más.

Afortunadamente la esclavitud humana hace mucho tiempo que fue erradicada de nuestra cultura. Hoy nadie es dueño ni siervo de nadie y cada uno debe hacerse cargo de su propia vida como adulto responsable. Y dentro de ese ejercicio de libertad personal está la posibilidad de admitir el deseo de "pertenecer a alguien" como forma de entrega erótica sublime, canalizando dicho deseo en forma de un sano juego de rol. Si sabes que estás jugando voluntariamente y que controlas la situación, sigue adelante. Si, por el contrario, crees que el juego llega demasiado lejos, te domina psicológicamente, te impide desarrollar otros ámbitos de tu personalidad... mejor detente y háblalo con tu pareja.

2. El BDSM es una actividad de índole erótico-sexual:

El otro aspecto a considerar muy seriamente es el carácter estrictamente sexual de la relación sadomasoquista. Muchos colegas estarán en profundo desacuerdo, muchos desprecian el intercambio sexual como forma de interrelación AMO/sumisa etc... Sin embargo, si privamos a la relación BDSM del estímulo erótico, una relación BDSM se con-vierte en una relación de explotación emocional patológica. Muchas personas interesadas en el BDSM parecen desinteresadas por el sexo. Mucho juego BDSM (películas, sesiones en directo, etc...) carecen de escenas sexuales. Algunas veces, la actitud de algunos Amos y/o sumisas con respecto al sexo recuerda a las malas relaciones que los inquisidores o santas vírgenes tuvieron con la entrepierna. Pero el deseo sexual está ahí y reconocer que está en el origen de nuestras tendencias es el primer paso para establecer una relación sana. Se hace referencia a sexual y no a erótico intencionadamente: debemos dejar muy clara la naturaleza fisiológico-hormonal del origen de la motivación por dominar o ser dominado. Naturalmente, dicho origen da lugar a un comportamiento genuinamente humano: se comparte con otros, se convencionaliza, en definitiva se cultiva. Y el erotismo no es más que el sexo convertido en cultura. El carácter erótico del BDSM nunca debe-ría ser olvidado por quienes lo practican. "Pegar a alguien porque me excito sexualmente haciéndolo" es mucho mas sano que hacerlo por-que "así demuestro todo mi poder". "Dejo que me humillen porque me pone caliente" es mucho mejor que hacerlo como forma de conseguir un afecto o atención que, de otra forma, no sabes conseguir.

Que una relación BDSM esté fundamentada en el sexo, no significa que obligue a un intercambio sexual permanente de las personas implicadas en la relación. Suele ser una práctica habitual que el Amo decida cuando la sumisa puede o no obtener el orgasmo. Ello es perfectamente sano si se sabe dosificar: es una forma de aumentar el deseo de la persona sometida. Además, nada es más placentero que utilizar el cuerpo de alguien para el propio placer sin la necesidad de corresponderlo de inmediato y de forma obligatoria, como parece sugerir la moderna gimnástica sexológica. Sin embargo, tal práctica comporta el compromiso implícito de que la persona sometida acabará siendo autorizada a correrse o gratamente sorprendida con un orgasmo regalado por su amante. Y naturalmente, dicho orgasmo será mucho más gratificante para ambos que la repetición mecánica de una obligación contraída de mutua satisfacción.