Un día, de aquellos en que uno decide como novata ir a una esteticista, por aquello que deseamos cuidarnos las carita, que nos queremos mimar, un día que uno quiere consentirse porque nos lo merecemos.
Esperas como niña buena, juiciosa, esperando el turno, mirando una revista de esas superficiales, porque en los salones de estética realmente no se les cuela una revista realmente buena (para mi gusto, interesante), y vez el ultimo chisme de farándula, como si me importara mucho lo que hace un actor o el príncipe del más allá girando por sus alrededores, (no los dejan vivir sus vidas, que les importa a los chismosos si se van a una pizzeria con sus hijos??????? bueno chismes).
"Señorita (y digo, ah que linda, me devolvió la virginidad), pase por favor, es su turno". Llego a la camilla, me acuesto cómodamente, intento relajarme, pero siempre estaré pensando en que espero que no me saquen nada del bolso (jajajajajaj), me colocan una toalla hirviendo, como para freír huevos, y me siento como tomate frito, diciéndole a la niña:"oye, creo que esta muy caliente"; para que ella me conteste: "es para abrirle los poros". Y como buena novata, me como entero el cuento.
Luego mmmm que rico, un masaje con la crema de no se, y la avena de si se cuando, oohhh que ricooo, (ya me olvide del bolso, róbenlo), he perdido la conciencia, y quedo cual trapo estirada en la camilla, y hasta ahora digo ha valido la pena.
Cuando menos espero, veo que trae una lupa, la instala a uno de mis costados, y veo que conecta algo a la pared, indescriptible a mis sentidos, porque mi nivel de inconsciencia y relajación no me deja pensar.
"Señorita, ahora vamos a limpiar sus poros". Me acercan el susodicho aparatejo, la veo asomarse por esa lupa del tamaño de texas y me salen unos ojos inmensos (joder, yo le veo los poros a ella y están feooossss), y empieza una sesión de saltos impresionante, joderrrrrr, no me esperaba sesión sado, si me lo dicen, me voy con collar e invito a mi Amo.
Los corrientasos van de un lado para el otro, y mi virginidad con la corriente acaba de desaparecer (mi Amo, lo lamento, yo jure que cuidaría mi virginidad para usted, sniiiffff), en un momento se emociona y me lo deja más tiempo del que yo desearía, sniiff, pego el brinco y técnicamente quedo sentada en la mesa donde esta el espejo (debe ser una escena divertida para las demás mujeres en el salón de estética, escucho una risa reprimida a el fondo).
Veo a la esteticista tratar al máximo de no reírse, y con la tranquilidad del universo me dice: "perdone, pensé que tenia usted más experiencia" (y para mis adentros me digo, si fuera así, estaría corriéndome en un maravilloso orgasmo, soooooo boba o ¿¿¿soooo bruja????), a lo cual le contesto "era virgen de carita", y las risas contenidas, ya son carcajadas, y lo único que hago es mirarme el rostro, y tocarme con cariñito donde la esteticista se emociono con el aparatejo.
Bajo de la mesa, y me acomodo nuevamente en la camilla de tortura, para que la esteticista siga en su misión sádica, después de 30 minutos, que me han parecido 5 horas, me colocan crema humectante.
Pago el precio, y a la salida: "Gracias por venir, la esperamos pronto" (loca estaría en volver).
Así que veamos el asunto de fondo, TODAS las mujeres son masoquistas, así que no vengan a decir que es mentira, se jalan las piernas con cera, se depilan las cejas, se mandan operar los senos, que liposucción de acá y de allá, que la nariz la quiero así, que la depiladita del bikini, que el arreglo de las uñas, que la estirada del cabello, que liftin y el sin fin y el no se que, y un gran etc..
Así que la que diga que no le gusta el sado, es una MENTIROSA